Benjamín Franklin fue el primer hombre que pensó en la idea de cambiar el horario en el año 1784. Su objetivo era el de conservar más las velas con las que se iluminaban por aquel entonces. Sin embargo, esta medida no se tomó en cuenta hasta la Primera Guerra Mundial y en este momento, su objetivo fue el de preservar recursos propios para el conflicto.
En el año 1970 se realizó un estudio donde se concluyó que el cambio de horario en el uso de electricidad nacional (en Estados unidos), ofrecería un beneficio de un 1 %. Pero claro está, el empleo eléctrico de hace medio siglo no puede compararse con el actual y, por eso, es una medida ampliamente cuestionada.
Cada año hacemos un cambio de horario dos veces. Normalmente en octubre y en marzo. Como normal general, esta medida se lleva a cabo con el objetivo de conseguir más horas de sol en los momentos más necesarios. De esta manera, se consigue una reducción energética. Al no tener que depender de la luz artificial en el día a día (un gasto que supone el 80% del total del consumo energético en España).
Así pues, y con el objetivo de cumplir la normativa 2000/84/CE hace pocas semanas hemos visto cómo nuestros relojes cambiaban para dejar detrás de sí un mayor ahorro… ¿O no?
Entonces: ¿Existe un ahorro real?
Existen opiniones encontradas.
Los expertos a favor del cambio de hora afirman que existe un ahorro no solo energético, sino también económico. En el Instituto de Ahorro de Energía afirman que, con el cambio de horario, se aprovecha más la luz del sol y no se consume energía. Se ha realizado un cálculo por esta misma organización y sitúan un ahorro de 6 € anuales (parece poco), pero si se multiplica por unos 24 millones de hogares que existen en España, supone un ahorro de 144 millones de euros (casi nada).
También existen profesionales que defienden que estos 144 millones (que puede ser más si añadimos el de las empresas), es algo insignificante. Según estos expertos, la teoría tiene en cuenta el gasto total que mayor de 20.000 millones de euros y, según ellos, 350.0000 millones (contando hogares y empresas) es algo irrelevante.
También existen las teorías que defienden el cambio de horario, pero según el lugar donde esté ubicada la ciudad o país. No es lo mismo un sitio caluroso de por sí donde la gente disfruta al aire libre que un sitio donde el frío esté presente la gran parte del día, donde las personas no salen tanto a disfrutar de la luz del sol.
¿Y qué hay de la salud?
Según Till Roenneberg, experto en biología en la Universidad Ludwig-Maximilians de Múnich, el cambio de horario provoca un desajuste que disminuye de manera radical su calidad de vida y afecta tanto a la productividad como al estado de ánimo.
Claves para reducir el consumo de energía con el cambio de hora
- Contrata una potencia que se ajuste a tu uso. No es igual que viváis 2 que 6 personas en casa o que tengas todo tipo de electrodomésticos encendidos a la vez a que enciendas uno muy de vez en cuando. Tampoco es igual que únicamente vayas a casa para dormir a que trabajes en casa.
- Usa siempre por bombillas LED de bajo consumo. Conseguirás un ahorro importante.
- Utiliza luces indirectas para realizar tareas como coser, ver el móvil o leer un libro. Las pequeñas luces (peso a lo que se cree comúnmente), suponen un gasto mayor y, además, pueden ser peligrosas para la vista.
- Es relevante que aísles las ventanas de manera correcta. En caso contrario estarás literalmente “tirando” la energía.
- Usa siempre electrodomésticos de bajo consumo con etiqueta A++.
- Emplea programadores para que los electrodomésticos puedan apagarse solos. Así, no tendrás que preocuparte por gastar más de la cuenta, ya además, evitarás que se dañen.
- Vigila el famoso Stand by que se trata del gasto energético que se produce por tener los aparatos eléctricos enchufados cuando no se están empleando.
- Lava de manera eficiente. Para ello, emplea bajas temperaturas y únicamente cuando la carga está completa.
- Emplea un termostato para regular la temperatura y conseguirás ahorrar entre un 8 y un 12 % de gasto en calefacción.
- Usa tarifas de discriminación horaria. De esta manera podrás revisar la potencia, el precio para la energía y estás pagando algo que realmente no te corresponde.
Si tienes dudas y quieres conseguir una tarifa personalizada que te ayude a ahorrar más en tu factura de la luz, consulta con nuestros asesores.