¿A favor o en contra de eliminar los móviles en las aulas? Una nueva corriente entorno al cambio de normativa en la Comunitat Valenciana

La prohibición del uso de los móviles en los centros educativos de la Comunidad Valenciana, ha marcado las últimas semanas de este curso escolar. La norma, aprobada por la Generalitat Valenciana a principios del mes de mayo; tiene como objetivo que el alumnado no utilice el móvil durante las clases lectivas, el recreo o las actividades extraescolares. Una medida que según las alegaciones de las instituciones públicas que la han materializado en sus comunidades autónomas, tiene como objetivo evitar el uso indiscriminado sin supervisión. Un argumento que ha generado una corriente, dividida en dos bandos; a favor y en contra, acerca de esta decisión, que ya está implantada en siete comunidades autónomas a las que el próximo curso pueden unirse algunas más.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en su ‘Encuesta anual sobre equipamiento y uso de las tecnologías de la información y comunicación en los hogares’, el 69,8% de la población española entre 10 y 15 años dispone de teléfono móvil. A los 10 años el porcentaje es de una cuarta parte del total (26,2%) y a los 15 años se eleva hasta el 94,8%.

Los datos indican que la relación entre los jóvenes en edad escolar y el uso de dispositivos tecnológicos es muy cercana. ¿Esto es bueno o malo? ¿Se debe limitar esa relación durante el tiempo en la escuela o se debe potenciar? Preguntas que generan respuestas con argumentos a favor y en contra y que abren así una reflexión acerca de este tema.

Argumentos en contra

Hay profesionales que no ven con buenos ojos el uso de móviles en el aula e incluso han impulsado iniciativas para limitarlos. Algunos incluso han puesto en marcha programas psicoeducativos enfocados a tomar conciencia de los usos inadecuados que hacemos del teléfono móvil y fomentar las relaciones interpersonales que descuidamos cuando estamos demasiado pendientes de la pantalla.

Las tesis que sostienen estos programas es que el teléfono móvil puede hacer que el alumno se distraiga y pierda fácilmente la concentración, y que descuiden las relaciones con los otros niños. En el momento del patio, por ejemplo, si los alumnos tienen acceso al teléfono móvil están más pendientes de él que de interactuar con el resto de compañeros para jugar, conocerse y establecer amistades. Los más extremistas incluso manifiestan la posibilidad de que una ley prohibiera a los menores de 16 años tener un teléfono móvil para mejorar la convivencia.

El cyberbullying o acoso escolar es otro de los problemas que se menciona a menudo en relación con los teléfonos móviles. Con un móvil en la mano es mucho más fácil grabar a profesores o a otros alumnos en situaciones comprometidas y usar esas imágenes para ridiculizarlos en la red. Las niñas y adolescentes son las principales afectadas en estas situaciones, y se dificulta implantar una educación no sexista. Eliminar la telefonía móvil de los centros escolares hace más fácil que este tipo de problemas emerjan en la vida en la escuela y se creen situaciones incómodas.

Argumentos a favor

El uso del teléfono móvil entre niños y adolescentes es una realidad cada vez más asentada, y dar la espalda significa alejar las aulas del mundo real. Este es uno de los principales argumentos que esgrimen los defensores de integrar el móvil como una herramienta de aprendizaje más durante las clases. El mobile learning es el proceso de enseñar mediante dispositivos móviles, y cada vez gana más adeptos.

Si no puedes con “el enemigo”, únete a él. O mejor dicho, prohibir el móvil es como poner puertas al campo y, ante la inevitabilidad de su uso por parte de los estudiantes, la mejor opción es darle la vuelta a la tortilla y hacer que el móvil juegue a favor de los educadores. Se les puede enseñar los buenos usos de estos dispositivos, tales como buscar información de forma más rápida o saber navegar en la inmensidad de la red para filtrar los contenidos interesantes de los que no lo son.

Los maestros digitales, los que aplican las nuevas tecnologías en sus métodos de enseñanza, creen que integrar dispositivos móviles en las clases motiva a los alumnos porque están trabajando con herramientas que les gustan y que usan en su día a día. La prohibición, además, puede tener el efecto contrario, ya que si concebimos el móvil como un objeto negativo los alumnos tendrán más ganas de usarlo como forma de rebeldía ante la prohibición.

El uso del móvil en primaria y secundaria es un reto importante al que debe enfrentarse la comunidad educativa. Los hábitos de comportamiento y consumo de las nuevas generaciones evolucionan muy rápido y nos obligan a pensar en nuevas soluciones. La prohibición del móvil en el aula puede ser un parche que elimine el problema durante un tiempo, pero no es la solución a largo plazo. Hay que empezar por aceptar que el móvil es una parte imprescindible de la vida de los alumnos, y el problema no es la herramienta en sí, es cómo la usamos; por ello se debería aceptar que cada vez tiene un mayor peso en la vida diaria y trabajar una formación adecuada en los centros educativos para que desde edades tempranas se trabaje formación adaptada para que el alumnado sepa cómo realizar un buen uso de los teléfonos móviles.