Tenemos la suerte (aunque a veces no seamos conscientes de ello) de no solo contar con agua cada vez que abrimos el grifo, sino también de poder escoger su temperatura.
Es cierto que la calefacción está condicionada al frío y a unos meses del año en particular. Sin embargo, el agua caliente es algo que usamos todo el año.
La caldera, el calentador y el termo son los accesorios que nos proporcionan esas duchas calentitas en invierno que tanto nos gustan. Pero, aunque tienen un mismo objetivo, no son iguales.
¿Quieres saber qué las diferencia y, sobre todo, saber cuál deberías escoger para tu hogar? ¡Atentx a este post!, te lo contamos todo sobre ellas.
Los sistemas de calentador de agua
La caldera
Una caldera calienta el agua de su interior y es capaz de alimentar el sistema de calefacción con esta misma. En la actualidad, existen varios tipos de calderas:
Caldera mixta
La que solemos encontrar en la mayoría de las viviendas. Este tipo de caldea es la que genera el agua a la temperatura que queramos según el momento.
Caldera mixta con acumulador
Este tipo de caldera tiene un acumulador de agua caliente. Esto permite que puedas tener agua caliente en cualquier momento y, además, si se agota, la propia caldera vuelve a producir agua caliente de nuevo.
Caldera calefacción
No produce agua caliente sola. Para ello, necesita un acumulador externo.
El calentador a gas
Los calentadores a gas se encargan de generar agua caliente sanitaria (ACS) por un sistema en que el agua fría pasa por una red que se caliente debido a una combustión de gas.
Su mayor ventaja es que tendrás siempre agua caliente; siempre y cuando te limites a la capacidad del aparato que puede ir de los 5 a los 25 litros/minuto. Además de no ocupar mucho volumen y necesitarás darte de alta con una compañía que distribuya gas, como Grupo Solivesa Energía, o bien tener una bombona de gas butano.
El termo eléctrico
Un clásico a la hora de calentar.
Este tipo de accesorio acumula en su interior cierta cantidad de agua; por lo que no es ilimitada.
Uno de los inconvenientes es que tienes que esperar hasta que se caliente el agua, así que si te encuentras el termo vacío no podrás hacer uso de agua caliente hasta que pasen varias horas (entre 1 y 3 horas).
Además, si eres de los que aman las largas duchas, este tipo de aparato tiene un límite, por lo que deberás darte algo de prisa para ducharte si no quieres recibir un chorro de agua fría en mitad de tu momento de relax.
¿Cuándo elegir la caldera?
Sí, toda esta información está bien saberl, pero llegados hasta aquí seguro que te estarás preguntando cuál de todas estas opciones te conviene más. Pues bien, debes conocer que si no solo vas a utilizar el agua caliente, sino que también, vas a necesitar calefacción, una caldera es tu mejor opción.
Si quieres instalar radiadores o andar descalzo y sentir el calor en tus pies gracias al suelo radiante la caldera es tu mejor solución.
Estas suelen emplearse de gas natural y aprovechan el calor de los gases que se produce en la combustión, consiguiendo además ahorrar hasta un 30% en la factura de la luz.
Si no tienes la instalación de gas en tu casa vas a necesitar hacer obra, pero, sin duda, es una inversión con la que ganarás calidad de vida y, a la larga, ahorrarás dinero.
¿Cuándo elegir el calentador?
El calentador es una buena opción si lo único que necesitas es agua caliente.
Es más pequeña que una caldera o que un termo y calienta el agua de manera inmediata.
¿Cómo lo hace? Mediante un circuito de combustión de gas. Aunque también puedes encontrar calentadores eléctricos: eso sí, si optas por este tipo de calentadores vigila tu consumo si no quieres llevarte sorpresas en la factura de la luz.
Debes saber que un calentador tiene un límite, como hemos comentado puede ir de 5 a 24 litros por minuto.
Para calcular cuánto necesitas es útil contar las personas que viven en una casa y los puntos de consumo: baños, cocina y electrodomésticos.
¿Cuándo elegir el termo?
Es una buena opción si no tienes tomas de gas.
Si no quieres meterte en obras o si tienes un piso para alquilar, el termo de gas es muy buena opción. Y, ¿cómo funciona?
Acumula en su interior agua, la calienta y la mantiene a la temperatura que indiques.
El problema viene cuando esta agua se acaba y tienes que esperar para que el aparato vuelva a calentarlo. Y no lo hace en cuestión de minutos.
Calcula que con cada ducha que das gastas unos 30 litros de agua, así que si vives en pareja el termo tendrá que tener una capacidad mínima de 80 litros.
Lo peor de este tipo de aparato es, sin duda, el consumo eléctrico que resulta más caro que el gas.
Sin embargo, tienes a tu disposición tarifas como Tiempo Happy, con las que podrás poner a calentar el termo sin que te salga más caro de lo debido.
La ventaja de este tipo de aparato es que es fácil de instalar, de limpiar y lo puedes encontrar a precios económicos.